En algún momento de la historia alguien tuvo la idea de encapsular el sonido.
De capturarlo para no dejarlo morir.
Tras esto, alguien más pensó que no bastaba grabarlo, sino que había que compartirlo a diferentes latitudes.
Entonces, el sonido cautivo fue estudiado para comprender su estructura ósea.
Sacaron diagramas que lo delataban eléctrico.
Lo transformaron en ondas que viajaban por el aire.
Y crearon fuerzas que lo guiaban a otros hogares.
Se puede decir, que el sonido dejo de estar cautivo y se convirtió en un viajero fugaz. Pero el sonido quería un compañero de viaje.
Algo que le diera forma a su física. Un peso, un color, un tono.
Alguien notó en el giseo de la señal esta necesidad y se le ocurrió hablar.
Primero fue un tímido saludo, después un precavido consejo y luego una anécdota sobre el color de las nubes.
Ahí fue cuando apareció el primer locutor, pero su voz no llegaba a todo el mundo. Entonces aparecieron personas inquietas que entendían el arte de transportar el sonido.
Una lista de personajes surgió. Operadores, guionistas, conductores.
Pero este ser que tenía peso, color y tono… pronto necesitó hogar.
Así fue como apareció la audiencia, las personas que le dieron vida a las historias.
Alguien vio esto y se le ocurrió decir que era la Radio.
Hoy 14 de Septiembre felicitamos a todos los que hacen posible el juego de la radio, de parte Puebla Niños.
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