Una historia en estos días de terrorificos aniversarios:
Por Puebla Niños
De repente despiertas en la
madrugada en medio de una tormenta y descubres con gran terror que tienes ganas
de ir al baño. Y debes abandonar tu pequeña fortaleza amurallada de cobijas y
almohadas y realizar un viaje misterioso a lo largo del pasillo. Afuera el
clima no es lo más discreto contigo, al contrario, al descubrirte despierto una
serie de truenos comienza rítmicamente a espantarte.
Las
opciones no son pocas, en un momento descubres que no tienes balas de plata
para enfrentar al posible hombre lobo que espera entre las sombras. También no
sueles dormir con un ajo al lado para alejar al vampiro que en un rincón espera
el momento adecuado para bajar y
morderte el cuello.
Te escondes bajo una gruesa
cobija diseñada y seleccionada especialmente por tu mamá para protegerte de los
malos espíritus, pero descubres que a pesar de ser afelpada y bonita cuenta con
un error como todos los utensilios de los adultos: no cuenta con un baño.
Incapaz
de aguantarte un segundo mas, descubres que dentro de ti existe un gigante que
enfrenta todo. Así que te levantas y decides caminar hacia el pasillo. Oscuro,
con lluvia y ¡no se te olvide que con monstruos!, te adentras… quizá ganes en
velocidad y llegues a prender la luz antes de que un colmillo te roce.
La
carrera no es fácil en lo que tu avanzas a todo pulmón sientes como un piquete
en el brazo te quita las fuerzas de seguir, y aunque batallas unos intensos
segundos, otro piquete en el cuello te hace sucumbir al momento que prendes la
luz. Dos gruesas ronchas delatan tu transformación. Seguro de ti vas al baño y
al salir sabes, que no te queda más remedio que vivir el resto de la noche como
vampiro, y quien sabe, en una de esas y hasta faltas a la escuela.
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