Hubo un tiempo
que los celulares no eran tan comunes (como diría Monedita de Oro: “Cuando yo
era Niño no había celulares…”) sin embargo la tecnología avanzó con pasos de
gigante y no regresó en el andar de la innovación. Así se presentó una
reducción en el costo de los productos y se diversificó la oferta de los dispositivos
móviles. Actualmente no es necesario tener un teléfono celular o crédito para
acceder a un sinfín de posibilidades de comunicación, basta con una conexión de
internet y un dispositivo que conecte.
Lo
anterior provocó que muchas empresas crearan servicios y productos para niños y
niñas, y los padres aceptaran el consumo
de estos.
“Según
el Centro Pew de Investigación de Internet y el American Life Project, más de
tres cuartas partes de los adolescentes tienen un teléfono celular y usan
sitios de redes sociales como Facebook. Pero tanto los educadores como los
niños apuntan a numerosas evidencias anecdóticas para sugerir que el Facebook
para los adolescentes ha pasado a ser un rito de iniciación necesario con
numerosos espectadores adultos, mientras aplicaciones como Snapchat y Kik
Messenger son mucho más atractivas para comunicarse con los amiguitos”
Los
especialistas afirman que dentro de las pláticas recurrentes en las familias
debe estar “la conversación tecnológica” donde se hablé de las experiencias que
padres e hijos tienen en el día a día y se contextualice de sus beneficios y
sus riesgos que implica el usar estos nuevos medios.
Un gran
reto sin duda la época que vivimos y donde te compartimos que no existen
especialistas en esto, pero el compartir y comparar anécdotas nos puede
funcionar para sacarle el mejor provecho posible a la tecnología y evitar y
corregir sus riesgos.
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